EL PIZARRÓN DIGITAL
Este es el más popular de los medios de enseñanza ha sido por mucho el pizarrón, entendido como un recurso que facilita la comunicación entre el profesor y sus estudiantes. Por lo tanto, no deja de sorprender que un recurso tan tradicional, haya evolucionado acorde con las tecnologías de información y comunicación (TIC).
El pizarrón digital interactivo (PDI) es semejante a una pantalla plana que está conectada a una computadora y que opera con un software, propio de la marca o el fabricante del equipo. Todo se complementa con un proyector digital que va a reflejar las imágenes en la pantalla. Destaca que el usuario interactúa con el pizarrón en forma táctil o por medio de un plumón óptico sobre la pantalla.
Este recurso tiene pocos años de haberse desarrollado y cada día avanza en sus características y las ventajas que presenta para su uso en el aula. Sin embargo todavía es un recurso caro, por lo que no está fácilmente accesible a los presupuestos de la mayoría de las instituciones educativas. Sin embargo, en la lectura me llamó mucho la atención el dato de inversión que el gobierno mexicano realizó en el sexenio anterior para dotar a 125,000 aulas con esta herramienta en el país.
La lectura destaca las ventajas que presenta el PDI entre las que menciona su versatilidad, el incremento en el tiempo real de enseñanza del maestro, las oportunidades de interacción y discusión en el aula y el hecho de que los alumnos disfrutan más su tiempo en la clase por la gran variedad de recursos multimedia que se pueden utilizar. Sin embargo también señala que los principales retos u obstáculos que enfrentan los maestros para implementar esta herramienta en el aula, son la creatividad y disponibilidad de tiempo. A lo primero, yo señalaría que la creatividad es una habilidad que desarrollan los maestros, sobre todo, cuando no cuentan con muchos medios de enseñanza y, seguramente, de lo que menos disponemos es de tiempo, en este caso, para desarrollar y explorar todas las ventajas que presentan las herramientas tecnológicas. El documento señala algo que es muy cierto: la sub-utilización de los pizarrones digitales, porque no se aprovechan todas sus características.
Particularmente me parecieron interesantes los modelos de aplicación didáctica del PDI, a la luz del resultado de las investigaciones en España. Dichos modelos son: el apoyo a las explicaciones del profesorado, la presentación pública de recursos por los estudiantes, la corrección colectiva de ejercicios, la realización de actividades y trabajos colaborativos en el aula y la recuperación de toda la información que se haya “anotado” en el PDI:
También este documento se basa en un estudio de caso en una institución privada de nivel de enseñanza media en el norte del país. Resulta interesante e importante analizar los resultados que se obtuvieron a través de la investigación aplicando una preprueba y una posprueba, además de encuestas de opinión. Sin embargo, lo que me parece sobresaliente es el hecho de que entre los investigadores se haya conformado una comunidad de aprendizaje, a partir del estudio que se hizo sobre el PDI. Destaco la afirmación que se escribe en el sentido de que “las tecnologías de información son una realidad y forman parte de la enseñanza y el aprendizaje en el aula”. El resumen de los primeros aprendizajes de dicha comunidad en relación al tema del PDI, son la base para incrementar la lista, conforme más comunidades de aprendizaje se desarrollen en torno a dicha temática.
Muy importante en todo esto, y que además forma parte de las conclusiones del documento, es el hecho de que los profesores deben contar con la disposición y el tiempo para capacitarse, hacer uso de los PDI, generar materiales educativos apropiados y además, diseñar estrategias didácticas adecuadas, para que el aprendizaje de los alumnos sea realmente significativo y no quede únicamente como la “emoción del momento” al introducir una herramienta novedosa al aula.
Referencia:
Ponce Sustaita, M. T. (En prensa). El pizarrón digital interactivo: de la experiencia de su uso en la enseñanza media a las comunidades que aprenden sobre su aplicación. En Burgos Aguilar, J. V. & A. Lozano Rodríguez (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Limusa.